CASERO”, DE VICTORIANO DEL RÍO, UN GRAN TORO, TRAS SER PICADO QUEDÓ BRUSCO E INCIERTO

De cómo se estropea en varas un gran toro

No creo que a alguien se le ocurra hacer las cosas mal a conciencia, pero son demasiadas las cosas negativas que están teniendo lugar en el primer tercio, y apenas aparecen defensores que puedan revertir esta penosa realidad, que nos hace temer que el futuro de la imprescindible y bella Suerte de varas es muy obscuro.

Ni los propios ganaderos, ni los toreros ¡cuán solos estamos!, parecen tener el suficiente interés en denunciar los perjuicios que un mal puyazo puede producir en el comportamiento posterior del toro en banderillas y muleta. Puede un “Zahareño” morir exhausto tras sufrir un puyazo en el mediastino que le produjo un neumotórax, sin que el ganadero se atreva a denunciar cómo se le iba la vida tras el primer puyazo. Lo mismo ocurrió con el 2º de “Garcigrande” del día 2 de octubre, que mató Emilio de Justo, que tras salir del caballo se le observó un comportamiento contrario a su condición brava, con disnea, andar errático, cabeceo… Tras el estudio de su canal se determinó que también se le había provocado un neumotórax en la Suerte de varas. Nadie denuncia esto, ni siquiera el ganadero sale en defensa de sus pupilos…

Y a “Manzanares” le toca en suerte el mejor toro del ciclo otoñal, a mi modo de ver, “CASERO”, un precioso sardo, bien hecho, bravo, de 577 kgs, que salió en 5º lugar en la corrida aplazada al día 8/X/21, y que tuvo la mala suerte de que su picador, otras veces acertado, le recetara dos malos puyazos. Tras esa circunstancia, lo que habría sido, sin duda, un triunfo clamoroso del alicantino se transformó en una pelea errática, sin ritmo posible, sin lucimiento del torero…, ni del GRAN toro. ¿Qué pasó?

PRIMER ENCUENTRO, MUY TRASERO. CAÍDA
INEVITABLE DESCABALGUE

En el primer encuentro, el picador recibe al toro dándole el estribo, y al acometer al caballo con poder sorprende al caballero sin el apoyo suficiente en el estribo izquierdo, y es derribado, no sin antes haber dejado un puyazo trasero. Tras el susto, real y justificado, el piquero se previene sabiendo el poder del de Victoriano del Río y lo recibe en la misma nefasta posición de perpendicularidad con el jaco tangente a los círculos, lo que conlleva un choque violento en el peto, y bien apoyado en el estribo izquierdo, esta vez, le receta otro perjudicial puyazo muy trasero que produce efectos muy negativos en el posterior comportamiento del toro en la muleta. Y lo más lamentable, lo que nos permite no esperar nada bueno del futuro de la Suerte de varas, es que el público aplaude al montado “porque no se cae”, supongo; de dónde cayó el puyazo, ni papa; eso sí, cuando revisé después en casa las escenas de Movistar, oí a Maxi denunciar, sin demasiado énfasis, eso sí, que el puyazo fue trasero.

2º ENCUENTRO: PUYAZO MUY TRASERO

Un toro de lujo, la previsible gran faena de un torero, el goce de público y el disfrute del ganadero al ver a su pupilo triunfar, se fueron por la “profundización de la puya”, por el violento choque contra el peto y por la lucha desigual y dañina. Alguna cosa podremos evitar en el futuro si somos capaces de atender los ensayos que se están haciendo con una puya más corta y de pirámide cuadrangular, que aporta todo lo que el puyazo requiere y evita muchas de las negativas consecuencias que, cada vez más, producen en los toros los malos picadores y la mala suerte en los encuentros de algunos de los buenos; que los hay, sin duda.

Estas puyas nuevas, las banderillas sin arpones y estoques innovadores, pueden evitar que se produzcan durante la lidia situaciones tan negativas como las que aquí denunciamos, y otras referentes a las largas muertes de los bureles por mal uso de estoques y puntillas. Sin alterar la liturgia de la Corrida, hemos de conseguir evitar momentos cruentos soslayables.

Y a los espectadores, y a muchos comunicadores ignaros, debemos recordarles para qué sirve la Suerte de varas; y aún a algunos toreros de los que colaboran en las retransmisiones de TV o Radio, a los que, normalmente, el que caiga el puyazo “arriba” es perfecto, sin reparar en si cayó al final del morrillo (su sitio), en la cruz o después de la cruz. Maxi, Carmelo, José Miguel… (y quizás alguno más que no conozco), son las sanas excepciones de esta situación de desconocimiento absoluto de para qué sirve la Suerte de varas y de cómo debe aplicarse para evitar que muchos toros se estropeen durante la misma.

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José María Moreno Bermejo

José María Moreno Bermejo

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