RECUERDOS SOBRE MORANTE, TORERO INTEGRAL

ANTES DE LA CORRIDA. FIJACIÓN DE LA CASTAÑETA. DÍA 12/10/2025

PANORÁMICA DE LAS VENTAS EN DÍA 12/10/2025. NO HAY BILLETES
Sólo son recuerdos fugaces, aquellos que permanecen aún en la memoria a pesar de no ser significantes, apenas, pero que, por algo siguen ahí. Fue en la FIBE sevillana en el Palacio de Congresos y Exposiciones en una feria del caballo, la SICAB del 98, quizás. Un joven enjuto, estirado, vestido de traje rayadillo, en azul, con un cuello de camisa enorme y unos botines de punta fina, como de una puya, esperaba a alguien apoyado en una columna, sólo, tímido y lívido quizás por el contraste con el color arrogante de su corbata. D. Miguel Flores andaba por allí, quizás el torero, porque el porte del joven y su intensa mirada indicaban que no podía ser otra cosa que torero con ánimo y ganas de comerse el mundo, esperaba a D. Miguel Flores . Luego me dijo Miguel Flores que era un torero de Sevilla, de la Puebla del Río, que iba a representar.

MORANTE EN SU ÚLTIMO TORO, 12/10/2025
A representar o a ayudar, porque Miguel fue siempre el apoderado romántico que, tras su curioso paso por el Toreo se empeñó en enseñar cómo se podía sublimar el valor y el arte para ofrecer la estética y la ética de ese divino juego de vida, danza, temple y muerte. Se empeñaba Miguel en que sus pupilos torearan como los ángeles quisieran torear; y por ello escribió su libro así titulado, que ilustró con preciosos apuntes de nuestro añorado César Palacios, y que tuvo una aportación mía que ya no recuerdo. Miguel fue llamado el Torero poeta por los ámbitos taurinos de Bilbao; su transmisión artística y técnica taurinas llevaba inserta la poesía; en el parnaso se refugiaba el torero para que el poeta lo redimiera de sus andares de El Camborio y El Chinchorro, donde caminó en sus comienzos; desde Vélez Málaga a Bilbao; desde Salamanca a Madrid. Siempre en torero, generoso, impoluto en su vestir, en su porte gentil, en su bonhomía.

MORANTE EN SU ÚLTIMO TORO, 12/10/2025
Luego Miguel perdió a Morante. Formó al torero con su filosofía y sapiencia, y cuando despuntaba como artista, fue tentado por las víboras que en el toreo abundan y que se alimentan del esfuerzo de los demás de innobles maneras. A Miguel Flores siempre le parecieron estas formas inadecuadas, pero nunca le hirieron; fueron muchas veces las que experimentó ese vampirismo empresarial (apoderados que eran empresarios, ganaderos…). Le importaba dejar un sello de autenticidad en las maneras de sus pupilos; eso era suficiente premio para su trabajo. El dinero nunca le guio; sus inversiones y su trabajo le proporcionaban más de lo que podría gastar en una o tres vidas… Aquellas mañanas en las que nos invitaba a decenas de amigos a festejar la Navidad en un restaurante en Fuente del Berro, junto a su negocio de aparcamientos, disfrutaba como un niño al vernos tan cercanos a él ofreciéndoles nuestra amistad y cariño.

MORANTE ESTOQUEA A SU ÚLTIMO TORO EN LAS VENTAS, 12/10/2025
Fue Leonardo Muñoz, padre del torero trianero Emilio Muñoz, quien descubrió a un chiquillo que pretendía ser torero, al que acompañó hasta su debut con picadores en Guillena en 1994, con apenas 15 años de edad. Y para prestigiar el futuro artístico del aspirante a figura del toreo, se apoyó en Miguel Florentino Pérez Flores, Miguel Flores, un malagueño de Vélez Málaga, de La Viñuela, empresario de prestigio que ayudaba a los toreros artistas emergentes sólo por la ilusión de extraerles las condiciones ocultas necesarias para llegar a figuras.
Y Morante andaba por el toreo con la pátina de torero caro, pero con una limitada proyección, desde luego menor a la que de él se esperaba. Su deseo de ser reconocido como un torero grande; sus ganas por sentirse como el anhelaba; sus problemas de alcanzar su propio reconocimiento, le llevaron al estudio de los más grandes, sobre todo de Gallito III, también de Belmonte.

MORANTE ESTOQUEA A SU ÚLTIMO TORO EN LAS VENTAS, 12/10/2025
Miguel llevó a Morante a la alternativa, tras haber abierto la Puerta de Madrid como novillero en 1995. Forjó su calidad artística y animó sus deseos de triunfos, y lo condujo a la alternativa en Burgos en 1997, a los 18 años de edad. La ascensión del torero atrajo a los tiburones del apoderamiento, quienes pujaron por el de la Puebla ofreciéndole contratos fabulosos (que luego no se cumplieron). José Luis Marca (suegro de Emilio Muñoz) y Álvarez Canorea llevaron al Cigarrero los años 1998 y 1999, año en el que abrió por primera vez la Puerta del príncipe de la Maestranza sevillana. Y ante ese incontestable triunfo, el torero pensó que se merecía mejor trato, y le vinieron ciertas dudas que acidaron su carácter, le crearon una intromisión en sí mismo que no supo manejar. Recuerdo una presentación de un libro en el Casino Mercantil de Sevilla, donde había una magnífica exposición de un gran pintor taurino, el caleño Diego Ramos. El autor era Álvaro Acevedo; tras llegar el torero, se pronunciaron unas palabras sobre la obra; Morante estaba inquieto, y no aceptó coloquio, firmas de dedicatoria ni ofrecer más tiempo a la efemérides. No estaba arisco, estaba desubicado, con cara lívida de desasosiego. Me retiré de la supuesta cola de la firma pensando en lo que debe pagar un triunfador; máxime cuando siente el momento inadecuado y ha de estar ahí, ante todos…

MORANTE ESTOQUEA A SU ÚLTIMO TORO.ARRIBA, VACIANDO LA EMBESTIDA
Tras esas dos temporadas, Morante necesitó una vida más acorde con sus necesidades íntimas y se deshizo del cerco de la gran empresa que le oprimía, y buscó una solución en Manolo Camará y Manolo Macías que se hicieron cargo del torero, con el que estuvieron un rato. Fue José Luis Peralta un franco tirador, cercano y comprometido en la intimidad que necesitaba el torero, al que dirigió durante los cinco años siguientes, con muchos problemas por la opresión que le hacían las pinzas que las grandes casas de apoderamiento les imponían; hasta no contratarlo en Sevilla (si se pudieran extirpar tamañas tropelías…). Como consecuencia de esta limitación, Morante se retiró en el 2004, para volver en el 2005 de nuevo con la mano amiga de José Luis Peralta. Un golpe de efecto, de sublime resultado, fue el apoderamiento de Rafael Soto Moreno Rafael de Paula en 2006, que proporcionó a Morante un ánimo vital y taurino de muchos quilates (lo que reconoció en varias ocasiones el de La Puebla). En 2007, Morante se dio una tregua para asimilar lo aprendido, y en el 2008 volvió a las andadas con empresa grande de la mano de Antonio Barrera, representante del mejicano Balliere en España.
En 2010 llamó a las puertas de un gran torero y un excelente apoderado, Curro Vázquez, quien le acompañó desde el 2010 al 2012. La cabeza del torero seguía distraída, por lo que en 2013 vuelve a los representantes de Balliere, quienes le avocan a otra retirada (supongo que por no saber nada de las penas internas que flagelaban al gran torero de frágil personalidad. Era el 2017.
Otra personalidad torera y espiritual, Manolo Lozano, con casi 90 años, insufla en el ánima de Morante la moral que poco a poco necesitaba para vivir su torería; idas y venidas del amigo a empresarios de poder (no de prestigio siempre), ahora sólo el 2018, para volver en el 2019 a familia grande, Matilla… En la pandemia, Morante decide echar la pata p´adelante y abanderar el futuro del Toreo. De la mano de un ajeno al circo taurino, su amigo y doctor Pedro Jorge Marqués, consigue resarcirse de las dudas del pasado y se planta en la cúspide del escalafón liderando un lustro que, de no haber sido por su entrega, podría haber llegado a una enfermedad grave de la tauromaquia. Morante muestra en esos 5 últimos años un magisterio forjado en 25 años de alternativa, que culmina al alcanzar la máxima altura de la excelencia taurina. A mi parecer, Morante ha llegado al culmen del toreo. Ha expresado en su actual toreo las cuatro ees de mi concepción taurómaca: ética, estética, épica y emotiva.

ABRAZO A FERNANDO ROBLEÑO, QUE SE RETIRABA ESE DÍA
El resultado ha sido sublime: los jóvenes se han acercado al toreo gracias a la emoción que deparó el torero de Morante. Los abonos de las grandes ferias taurinas de España se han incrementado de forma general y relevante. Ha renacido una época olvidada en la que el papel de los festejos se postulaba en la reventa de forma general, y cara, con aficionados de todas las edades; expectantes por la esperanza del goce de las faenas de un torero sin par.
Me cuentan sobre actos de generosidad y apoyo que ha prestado el torero a gente necesitada. Supongo que sobre ese asunto no desea mostrarse ante la afición. Su visualización principal la apoya en el estudio, sobre todo en el de un torero genial, José Gómez Ortega Gallito III, JOSELITO, al que conoce por vídeos y libros, del que se han escrito miles de artículos, algunos bastante desmesurados. Y ya que hablamos de Gallito, pienso que la labor torera que ha llevado Morante en estos últimos años, consiguiendo que la juventud se aliste en la Fiesta con entusiasmo, llevando sobre sus hombros la resolución de los problemas que la pandemia prometía, no la habría podido afrontar otro torero, nunca. Jamás existió un consenso tan importante sobre la magnificencia de un torero. Jamás hubo una diferencia tan clara entre un torero y los demás. Incluso las limitaciones cerebrales aportaron un cierto morbo que, curiosamente aumentaron la admiración y la magnitud de la figura de Morante, ameritada por sus problemas.

DESOLACIÓN DEL BANDERILLERO DE CONFIANZA, DOMÍNGUEZ
Vaticino la vuelta del torero a los ruedos tras un periodo corto de reflexión, recuperación y descanso. Ni él ni los aficionados podemos permitirnos el lujo de vivir sin que su nombre no esté en los carteles. El Sr. Marqués, su médico y amigo, sabrá terminar de sanar esa cabecita caprichosa que, tras estos episodios emotivos y actuaciones toreras geniales, prometen una revisión de esa decisión del día 12 de octubre de 2025.
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