LAS PUYAS DE MANUEL SALES Y JULIO FERNÁNDEZ, TOTALMENTE NECESARIAS
CONFERENCIA DE LA PEÑA “EL PUYAZO” EN LA SALA ANTONIO BIENVENIDA
El domingo 27 de marzo, nuestra peña “El Puyazo” organizó una conferencia con el título: “Renovación de útiles en la Suerte de varas”, presentada por nuestro presidente, D. Juan Montoro, en la que el veterinario taurino D. Julio Fernández Sanz, el matador de toros D. Manuel Sales y el gran picador D. Pedro Iturralde, explicaron la situación en la que se encuentran los trabajos en los que llevan implicados más de tres años para perfeccionar la puya y los estribos empleados en la Suerte de varas.
Tras una explicación exhaustiva, por parte de D. Julio Fernández, de los estudios que viene realizando junto al Dr. D. Fernando Gil Cabrera, sobre las consecuencias reales que la suerte de varas provoca en el toro de lidia, desmitificando muchas de los conceptos que han sido aceptados desde siempre, mostró la necesidad de abordar de inmediato la adopción de esta singular puya, elaborada por el matador D. Manuel Sales, e ideada por ambos, dado que los resultados obtenidos en las pruebas de campo, muchas de ellas realizadas por D. Pedro Iturralde, han sido absolutamente positivos; absolutamente, tanto para el toro, al que es más fácil adecuar para la muleta, como para el picador, al que le permite medir mejor el castigo, rectificar en su caso y mejorar sensiblemente la realización de una suerte más artística y torera. Muy interesante ha sido comprobar que, en todos los casos, las faenas de muleta han resultado mucho más duraderas.
El señor Fernández, tras dejar clara la inutilidad del sangrado del toro, algo ya comprobado con anterioridad, y mostrar los datos de las heridas que se producen con las nuevas puyas, recordemos nuestra anterior entrada sobre este tema, explicó las ventajas que se derivan del picar con ellas, pues la penetración que causan en el toro es muchísimo menor que las utilizadas ahora; la rectificación cuando se yerra es mucho más fácil; las roturas internas son mucho menos perceptibles, y su figura en cruz, debido al acabado en pirámide cuadrangular y sin tope al final de dicha pirámide, permite un curado rápido, lo que es muy conveniente en toros indultados y en los lidiados en tientas. Recordó que al suprimirse la base circular del modelo anterior, siendo toda cuadrangular la de ahora, el barrenado es mucho más difícil, con lo que se acaba con otra de las anomalías de las que los malos picadores se valen para dañar demasiado al toro. Y a todas estas ventajas hay que añadir que, en los casos de los malos puyazos, los caídos o traseros, las consecuencias para el comportamiento posterior del toro no son tan negativas como lo son actualmente con las puyas reglamentarias. No es menos interesante el que con la puya que se propone es poco probable el rasgado de la piel, los “ojales” tan desagradables y dañinos, los que las pirámides triangulares producen con cierta frecuencia actualmente.
Los resultados de las pruebas que se han realizado, han determinado que los efectos necesarios para calmar el dolor y paliar el estrés, se logran perfectamente con la puya cuadrangular. Es pues de todo punto necesario trasladar a la opinión de los aficionados que no es necesario sangrar, que no hay porqué “meter las cuerdas” (que no tiene esta puya), y que la suerte puede realizarse mucho más aséptica y adecuada a las condiciones de las reses porque la dosificación del castigo es mucho más fácil regular.
No es para un artículo somero como los que ofrecemos aquí, el dar exhaustivas explicaciones técnicas, aunque sí orientarles sobre dónde pueden encontrarlas, así que les recomendamos el libro de D. Julio Fernández titulado: Descubriendo a toro de lidia, ya que en él se explican todos los “cómos y porqués”, del comportamiento del toro.
Tras muchos años estudiando sobre la Suerte de varas, de observar los comportamientos de muchos miles de toros tras ser picados, lo que en sus días reflejamos en nuestros anuarios sobre las corridas celebradas en Madrid durante 11 años (11 años, a unos 70 festejos por año, o sea unos 4.500 toros), más otros muchos festejos a lo largo y ancho de la geografía taurina, incluidas Francia y América Hispana, estoy de acuerdo con todas las conclusiones expresadas por el Sr. Fernández Sanz, tanto en su libro como en la conferencia de que tratamos. Sólo hay una discrepancia en la que quiero profundizar: “Es absurdo decir que la puya hace humillar al toro”, dice nuestro admirado veterinario, convencido.
En los primeros tiempos del toreo a pie, el último tercio del XVIII, el toro salvaje tenía que ser aplacado con la vara de detener para calmar su ímpetu y ahormar su embestida. Por eso en las primeras tauromaquias escritas se especificaba que había que picar en el morrillo para lograr que el toro humillara, amén de para regular su poder. A lo largo del tiempo los ganaderos han logrado un toro menos salvaje, más bravo, adecuado para la lidia. La bravura trae consigo nobleza, el querer coger por abajo, poner la cara al suelo para embestir de abajo a arriba; a más bravura más humilla el toro. Es por ello que en los últimos decenios es menos necesario el lograr con la puya que el toro humille. Pero, a mi modo de ver, con la experiencia que he tenido al juzgar los comportamientos de tantos toros, que tuve que justificar para poder expresarlos por escrito, el puyazo al final del morrillo permite que el toro no utilice con facilidad sus músculos extensores para elevar la cabeza, con lo que se consigue que su embestida sea más armónica en aquellos que no «vienen humillados de fábrica«.
Para lograr efectividad en ese puyazo que ahorma la cabeza del toro, es necesario afectar los citados músculos extensores, esos que van desde la cruz a la testuz, los hepiaxiales. No hay que romperlos, lo cual sería imposible, sino afectar su entorno, herirlos, porque ello le provocará al burel una molestia a la hora de utilizarlos. La verdad es que no sé si vale para algo seguir discrepando sobre esto tras varios años de cambiar opiniones con mi amigo Julio sobre ello. No es sólo por la experiencia propia, sino también la de varios veterinarios cordobeses, a los que ya hemos aludido en este blog, que escribieron un exhaustivo trabajo sobre los exámenes realizados a varios cientos de toros tras su paso por los de a caballo, y que determinaron sobre la causa – efecto de cada tipo de puyazo.
Si yo sufro un golpe, una herida, una pequeña lesión en un músculo, mi tendencia será a no utilizarlo porque me molestaría. Esa realidad la traslado al afectar con la puya a los extensores del burel. Además de mis observaciones, he tenido las confesiones de toreros y picadores que han aseverado, como yo he observado, que, al picar al final del morrillo, al toro le es más fácil humillar, y que la duración de su entrega en la faena de muleta es mayor. Esta discrepancia mía con la tesis del Señor Fernández, mi amigo Julio, la llevo esgrimiendo desde hace tiempo, y tras seguir observando el comportamiento de los toros tras las varas durante los últimos años, sigo afianzándome en ella.
Finalmente, los conferenciantes nos mostraron los protectores de los estribos, que también han diseñado, que consiguen evitar que el toro pueda dañarse el cráneo en su choque con el metal actual. Y también que se obceque en cornearlo por el color oscuro que le inquieta a la vista.
Como complemento a puya y protección de estribo, el Sr. Sales y el Sr. Fernández, tienen en su producción de adminículos para mejorar la corrida, unas banderillas sin arpón, una divisa mejorada y un estoque de gran efectividad. De esta inquietud creadora podemos obtener una mejora necesaria para la Corrida, que mitigue la visión negativa que muchos, incluso los aficionados, tenemos de la actual suerte de varas, de las banderillas demasiado lesivas y de la a veces eterna agonía, innecesaria, del toro mal estoqueado.
En la Red