De su amor por el Toreo

José Luis Galicia es un hombre bueno, afable, cultísimo y artista consumado. ¿Su principal virtud?: La bonhomía; de ella derivan sus muchas otras, a mi forma de ver la vida. Primero se le quiere, y luego se le admira, para gozar después de su obra pictórica y lírica, de su alma clara y dulce decir. Hoy es un nonagenario activo, véase su última Tauromaquia de 2020, la más extensa de la historia con 152 imágenes. Un conversador lúcido y ameno que siempre alecciona con su ejemplo, generosidad y sapiencia. Es un lujo ser su amigo. Y ya está dicho todo.

Como pintor taurino es culpable de que Picasso, cumpliese con su compromiso de realizar la Tauromaquia que prometió a Gustavo Gili a principios de los 50 del pasado siglo, que recordó cuando el joven artista español le enseñó la suya del 1952. Tras esa visita el gran artista malagueño laboró en la realización de los 28 aguatintas que formaron la obra más emblemática del arte del grabado taurino del siglo XX. Y José Luis fue notario del deseo de Picasso de que el “Guernica” descansara en el Museo del Prado “cuando la democracia se instaurase en España”.

Aquella primera Tauromaquia del 1952 es una obra amplia de 40 litografías, que derrocha arte y afición taurina. Luego realizó su segunda en 1965, con 20 grabados litográficos. En 2001/2 realizó su serie de 48 serigrafías, de las que 10 fueron iluminadas a mano. Y por fin, en 2020 realizó su 4ª Tauromaquia compuesta de 152 dibujos firmados y reproducidos por fotocopiado, en edición “no venal”.

José Luis Galicia es el autor con más producción impresa de obra taurina después de su amigo Picasso. En series taurinas se iguala con Willi Geiger, sólo aventajados por Vicente Arnás y Pepe Moreda, que han realizado seis. Como quiera que se mire, la aportación de José Luis al arte taurino es de las más destacadas que existen, tanto en el número como en la calidad artística; y muy importante: en el conocimiento del Toreo, sus formas, sus ritmos, sus sentimientos…

Querido José Luis: sigue descansando con el pincel en la mano; no nos dejes nunca privados de tu arte y tu claro trazo al mostrárnoslo. Se te quiere y admira, amigo bueno; artista sincero.